Ay Natasha, Natasha… ahora mismo estás hecha polvo. Normal.
Por ahora sé que las clases de agility te parecen, como poco, raras. Tú estás
acostumbrada a llegar al parque y comenzar a jugar, y ahora que te hacen
trabajar, pues te extraña. Has estado un poco dispersa, aunque estoy muy
orgullosa de ti. Ahora descansa, que te lo has ganado. En general me has hecho
bastante caso, y me ha alegrado mucho el ver que lo que entrenamos de
obediencia hace meses lo recuerdas casi a la perfección. Y no puedo menos que
reírme ahora que nuestra monitora nos ha revelado algo que tú estabas haciendo:
después de cada obstáculo, a esperar el premio. Si es que tú eres muy lista.
¡Casi demasiado! Pero bueno, pronto aprenderás. Algunos obstáculos los hemos
podido hacer sin correa, aunque tú no te enterabas casi demasiado. Todo
llegará. Y cuando descubras la velocidad, cuando realmente entiendas el agility
y yo sepa guiarte bien… ¡volarás!
Pero tiempo al tiempo. Hoy mi carta será corta, que yo
también estoy un pelín cansada. Tú tienes fuerza, y has tirado alguna vez de la
correa. Espero que pronto aprendas a centrarte en mí, porque entonces sí
aprenderemos a paso veloz. Duerme, pequeña.
Besos, tu ama.
PD: Me ha hecho mucha gracia el perro de la monitora. El
chico es un tranquilote, pero en cuanto le ha dicho de hacer el circuito…
flipante como corría. Quédate con la imagen que hay que llegar ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario